Se llama José Pérez, es perito agrícola y en los ambientes culinarios se le conoce con el sobrenombre de Ortiga de Mar. A pesar de que ejerce de mariscador, no recolecta mariscos sino actinias o anémonas de mar (Anemonia sulcata y Anemonia viridis) especies comestibles, viscosas, de tonalidad oscura, con irisaciones verdosas, rosáceas y violetas. Rebozadas y fritas se convierten en cremas encapsuladas que fluyen en la boca igual que los bombones de licor. Saben a yodo a algas y a extracto de mariscos. Un símil de sesos marinos, como los definió la periodista Raquel Castillo.