Con una oferta cultural y de ocio apabullante y una monumentalidad que mezcla clasicismo y vanguardia, es difícil pensar en Berlín como un destino verde. Pero lo lleva siendo desde hace años. Además de ser la ciudad alemana donde más ha calado la conciencia verde, con la proliferación de edificaciones que emplean madera reciclada para absorber más CO2, en todos sus barrios surgen por doquier parques y espacios verdes. Su gran pulmón verde, ubicado en el centro, es el majestuoso Tiergarten, pero la naturaleza también altera (para bien) el paisaje de barrios menos céntricos, en los que el viajero casi se olvida de que se encuentra en una gran capital europea. La proximidad de bosques y lagos, la belleza de las villas con jardines y la presencia de famosos centros culturales convierten estos distritos periféricos en un sector muy codiciado por diplomáticos y famosos, pero también en una escapada a la naturaleza que puede hacerse en metro o en bicicleta.