Los ataques violentos al rey son uno de los campos donde puede haber mayor diferencia entre el ajedrez humano e inhumano. La monstruosa capacidad de cálculo de las máquinas, que procesan millones de jugadas por segundo, genera una precisión con frecuencia imposible para alguien de carne y hueso. De ahí que la bellísima partida de este vídeo tenga además un enorme valor didáctico, aunque analizarla con un módulo pueda llevar a la errónea impresión de que el ataque es fácil. Topálov inmortaliza a otro campeón del mundo, Ruslán Ponomáriov, con una obra maestra en el torneo Masters de Sofía de 2005.