La vista de las cataratas quita el hipo. No serán ni las más caudalosas ni las más grandes del mundo, pero el estrecho agujero por el que se precipita el Zambeze resume, en mi humilde opinión, los paisajes de la África más profunda y telúrica que imaginé desde niño viendo películas de Tarzán. En época seca se pueden ver desde muy cerca gracias a un mirador que recorre todo el frente por la zona de Zimbabue. El lado de Zambia, sin embargo, suele estar seco en estas fechas. Pero en el pico de la época lluviosa, de febrero a mayo, cuando caen 1.000 hectómetros cúbicos de agua por minuto, la cortina de vapor que forman lo anega todo e impide la visión. Entonces solo hay niebla y ruido. Mosi-oa-Tunya, el humo que truena, como las bautizaron los ndebeles y otras tribus locales.