Para la mayoría de los padres, sus hijos son tan especiales como el nombre por el que serán conocidos. Por eso, los quebraderos de cabeza que acompañan a la elección suelen ser frecuentes, aunque no siempre se acierta. Pero más allá de seguir la tradición familiar o las modas del momento, la legislación impone una serie de restricciones que pueden truncar los planes de los progenitores.