El cochino ibérico que el maestro asador Javier Brichetto se encontró en el III Foro del Ibérico tenía bastante más envergadura que la pieza que había solicitado a la organización, próxima a los 25 kilos. Sin otras alternativas se dispuso a asar un animal de 65 kilos en canal que tras la merma del deshuesado arrojó un peso de 42 kilogramos. Con la meticulosidad de un cirujano lo deshuesó y limpió por completo antes de abrir su cabeza en dos y embadurnar la piel con una mezcla de pasta de ajo, aceite de oliva y pimentón de la Vera que sometió a reposo en cámara de frío durante la noche previa. Al día siguiente arrancaba su demostración teórica y práctica en el encuentro.