Al principio solo había un algarrobo, un árbol de sombra oriundo de regiones secas del Mediterráneo cuyas flores aparecen en verano y al inicio del otoño. Ese fundacional algarrobo está tan presente en la entrada de esta finca que sigue siendo su seña de identidad y su logotipo. Finca Cortesín es un resort de lujo situado a las afueras de la localidad malagueña de Casares. Pero más que un hotel es un destino. Quizá el dato que mejor hable de él sea este: el 44% de sus clientes son repetidores. Tanto los que vuelven como los que no difícilmente salen de sus 215 hectáreas. No es lugar para dejar la maleta, ducharse y salir pitando. Cualquier rincón (piscinas, spa, galería de arte, restaurantes, golf…) merece su tiempo. Conceptos como paz interior, discreción o conveniencia pueden resultar abstractos si se evocan fuera de aquí, porque dentro de esta especie de aldea babilónica se revelan más allá de su justa medida.