Los Ángeles siempre ha sido un monumento al cine. Es un destino que hace sonreír a los aficionados al séptimo arte. Un turista atento puede reconocer en la Union Station la comisaría de policía de Blade Runner o escenarios de la película en el Bradbury Building. Otra persona querrá subir al observatorio de Griffith Park para saber si la atmósfera allá en lo alto es en realidad tan romántica como en La La Land. Los hay que reservarán en el Musso & Frank Grill, el restaurante donde comían Chaplin y también los personajes de la última película de Quentin Tarantino, Érase una vez en… Hollywood. Caminar por esta monstruosa urbe californiana —una actividad de las minorías— es también un paseo por varios deja vú de lugares que han sido capturados por las cámaras. Increíblemente, en un sitio como este no existía un museo del cine. Hasta ahora.