Desde el núcleo urbano histórico de Mijas, uno de los pueblos más prósperos de la provincia de Málaga, encaramado sobre un risco a 430 metros de altura y formado por una red de calles blancas que convergen en la plaza principal, ya no se vigila la amenaza de las naves berberiscas o las invasiones de almohades y almorávides, sino que se admira una espléndida franja costera donde se ubican las playas de La Cala y Calahonda y hasta la de Fuengirola, a solo siete kilómetros cuesta abajo.