Caballos, toros, rodeos y estrellas de la música sertaneja. El interior brasileño late al ritmo de la cultura vaquera, en la que se mezclan la tradición rural con la cultura pop y los atuendos de flecos de piel con la pedrería y los colores chillones. Un mundo de hombres en el que las mujeres empiezan a pisar fuerte.