El Olivar suele pasar inadvertido entre los restaurantes que alberga el hotel Marbella Club, desperdigados en este glamuroso complejo en la ciudad malagueña. Aún así, desde su apertura hace año y medio, ha consolidado una carta donde los platos de sesgo vegetal (ensaladas, cocas, cremas, carpaccios de verduras y setas) poseen notable interés gastronómico. Mérito de una brigada joven, comprometida con el proyecto, capaz de elaborar recetas ligeras que desvelan sentido estético y sensibilidad con la ciencia de los aliños. Bien entendido que no se trata de un restaurante vegetariano, ni vegano, ni macrobiótico, ni siquiera flexiteriano, ni merece ninguna otra de las etiquetas en boga.