En junio de 2020 se congeló para siempre el calor de las torres en la central térmica de Andorra. Este pueblo turolense de más de 7000 habitantes ha vivido por y para el carbón desde los años 80. Primero dedicado a la minería, y después a la central, propiedad de la compañía eléctrica Endesa, que ha marcado la vida de los andorranos hasta el cierre definitivo hace menos de dos años