En el Philly Cheese Steak que llegó a nuestra mesa, una de las especialidades del restaurante Katz Madrid, la crema de queso cheddar sobresalía del pan hasta inundar el plato. Aquel bocata gigante de miga tierna con la corteza repleta de semillas de sésamo contenía abundante carne de picaña asada con cebolla y pimientos. Algo suculento. El segundo bocadillo de pan de cristal, que también compartimos, encerraba lonchas de ternera ahumadas con toques de mostaza. No era el pastrami del Katz’s neoyorquino al que después de visitarlo dediqué un post en este blog. Local donde se rodó la película Cuando Harry encontró a Sally, en una de cuyas mesas la actriz Meg Ryan finge un escandaloso orgasmo. Su sabor era diferente y resultaba menos graso que el norteamericano. A pesar de la desmesura de las raciones aún compartimos un plato de hummus, además de una crema de berenjena y tomate memorable. Sabores populares servidos en raciones gigantes y a precios más que sensatos. Una pista de las que no abundan.