¿Es posible darle la espalda a la innovación, en pleno siglo XXI? Los avances tecnológicos se producen a veces con una velocidad vertiginosa, y afectan a todos los aspectos de nuestra vida cotidiana. Con frecuencia escuchamos que la innovación es clave para la supervivencia, y como educadores resulta fundamental preparar adecuadamente a los profesionales del futuro. Sin embargo, los cambios no llegan con la suficiente celeridad, y la forma en que se usa e interpreta la masiva cantidad de información a nuestro alcance plantea cuestiones no solo educativas sino éticas.