Igor Levit es un pianista distinto. Adictivo. Radical. Sobrado de audacia. Un tipo capaz de manipular el tiempo y que el ciclo de las sonatas de Beethoven que acaba de lanzar en Sony Classical logre gravedad por medio de la ligereza, produzca un efecto liviano y, sin embargo, hondamente perdurable. Que sientas que vuela y se hace corto pero deje mella en ti, quede muy adentro y regreses una y otra vez a él por medio de eso que resulta tan difícil de alcanzar: la sencillez de lo complejo.