El renaturalizado río Manzanares se ha encontrado con un enemigo: el vandalismo. Los operarios del Ayuntamiento han pescado durante este año en las escasas aguas del río madrileño en su tramo por la capital objetos comunes y extravagantes, por el cómo y el dónde han ido a parar. Desde botellas, pelotas y restos vegetales, hasta bicicletas, patinetes o una máquina expendedora de tabaco. Todo vale para el arte de lanzar cosas a un río revitalizado desde hace tres años que vio cómo, al levantar las compuertas de las presas que embalsaban el río desde 1955, el cauce se llenaba de 50 especies de aves, centenares de peces y 2.000 ejemplares de árboles autóctonos. La broma, sin embargo, preocupa a Ecologistas en Acción, que avisa del daño ambiental que ocasionan estos objetos en contacto con el agua.