Franco Valdivia, de 24 años, fue asesinado de un disparo en la cabeza cuando protestaba contra el régimen de Daniel Ortega en la ciudad de Estelí, localizada a 150 kilómetros al norte de Managua, la capital. El joven cargaba una bandera de Nicaragua y una botella con agua. Había denunciado en un video cómo el Gobierno reprimía a balazos las protestas, mostrando un casquillo hallado en el mismo lugar donde la noche del 20 abril de 2018 caería abatido por la bala de un francotirador. Su asesinato sigue impune, pero para no olvidar a las víctimas de la violenta represión contra las protestas estudiantiles de 2018, la Asociación de Madres de Abril inauguró el lunes AMA y No Olvida. Museo de la Memoria contra la Impunidad, un espacio que pretende recordar y dignificar a quienes cayeron exigiendo libertad y democracia en este país centroamericano, que ha cumplido un año y medio de una profunda crisis política que ha dejado más de 320 muertos y 70.000 exiliados. En la exhibición abierta el lunes se puede ver la camiseta que Valdivia vestía como árbitro de béisbol, la cinta métrica que usaba en su trabajo en un taller de carpintería y el último libro que leía: Los miserables, de Víctor Hugo. “Es un gran logro en nuestro esfuerzo de construcción de la memoria colectiva con el objetivo de visibilizar nuestras voces y honrar a nuestros familiares; es también un acto de resistencia”, dice Francys Valdivia, hermana de Franco.