Me gustaría traer aquí un caso de maternidad en las prisiones que a la vez es ventana de un problema más grande de impunidad y corrupción: el 98 % de delitos quedan impunes en México, lo que quiere decir que el 2 % pueden potencialmente ir a prisión a cumplir una sentencia, pero cerca de la mitad de las personas privadas de su libertad están allí por delitos que no cometieron, los “levantaron”. Así que el caso de Julieta es también ejemplo de un problema mayor y es además muestra de las condiciones en las que aún viven muchas trabajadoras del hogar: Julieta nació en la Ciudad de México, tiene 26 años y tres hijas, una de nueve, una de seis y la más pequeña, de dos años, que vive con ella en prisión. La primera experiencia laboral de Julieta como trabajadora del hogar fue a los 14 años, ella no dejó ese ámbito. Trabajaba en una casa para mantener a sus dos hijas, hacía trayectos en transporte público que duraban más o menos tres horas de ida y tres horas de vuelta, pero deseaba ser capaz de cubrir las posibles emergencias médicas que podían surgirle a ella o a sus hijas, así que resolvió entrar a trabajar a una empresa de limpieza. “Como ni siquiera terminé la secundaria, la verdad no podía hacer mucho más. Me gustaba trabajar allí porque, aunque me pagaban poquito, tenía todas las prestaciones, hasta Seguro Social.” La empresa de limpieza en la que trabajaba, mandaba a sus trabajadores a otros Estados, y a ella la mandaron a limpiar unas oficinas en Puebla cuando la “levantaron” unos hombres armados y la llevaron con otras mujeres que no se conocían entre ellas y, sin embargo, esos hombres las acusaron de secuestro y de portación de armas. Hoy Julieta está privada de su libertad, con pocas fuentes de trabajo en prisión, hace pinzas para tender ropa. “Me pagan seis pesos por costal, pero lo hago”, y, a pesar de eso, Julieta dice estar feliz, “prefiero estar en la cárcel que muerta, nos agarraron y nunca nos dijeron por qué, no nos leyeron nuestros derechos y nos llevaron así porque sí. No iban vestidos de policías, nos estaban apuntando con una pistola y yo pensando que nos habían agarrado una mafia o algo, la verdad, después de eso, ¿tú no estarías feliz de estar en la cárcel en vez de muerta?” Esa terrible pregunta que señala los feminicidios…