Hoy los datos permiten construir la ciudad como lo han hecho tradicionalmente el hormigón y el asfalto, pero hay una gran diferencia. Los ciudadanos pueden generar esos datos y manejarlos para mejorar su entorno. El 90% de los datos que existen hoy se han generado durante los últimos dos años, según diversas estimaciones. Por eso es importante acordar cómo y quién debe usarlos. Las cooperativas de datos se han convertido en una manera de devolver al ciudadano esa capacidad de decisión con la que poder avanzar en muchos ámbitos de la vida diaria: desde la alimentación y la salud a la contaminación.