La batalla de la Administración de Donald Trump por eliminar regulaciones ambientales en Estados Unidos escribió ayer un nuevo capítulo con el anuncio de importantes modificaciones a la ley de protección ambiental, que lleva en vigor medio siglo. Los cambios anunciados rebajarán los requisitos de los estudios medioambientales para grandes infraestructuras, lo que permitirá acelerar proyectos como minas, oleoductos, gaseoductos o aeropuertos. La iniciativa se suma a otros golpes para la regulación ambiental como el recorte a los límites contaminantes de los coches.