Va de segundos la cosa este martes en la inhóspita Haradh, un enclave construido en torno a las explotaciones de petróleo, sin apenas civilización y en el que se levantó una incómoda tormenta de arena. Apenas unos segundos, 15 concretamente, separaron a Stéphane Peterhansel (Mini) de Nasser Al Attiyah (Toyota) cuando ambos cruzaron la meta al final de la especial, 410 kilómetros de suelo duro y pedregoso, con mucha tierra y un poco de arena fina al acercarse al destino. Una especial que arrancó después de 377 kilómetros desde Wadi Al Dawasir hasta el punto de salida. Largas horas de enlace antes de empezar a competir. Largo día para acercarse a Rub Al Jali, el mayor desierto continuo de arena del mundo. Cuarto vacío se le llama también, por lo estéril del lugar.