El régimen de Bachar el Asad está dispuesto a retomar, cueste lo que cueste, la provincia de Idlib, el último bastión de las fuerzas opositoras —actualmente en manos de milicias salafistas—, así que no hay tregua que valga: en la madrugada del jueves, el Ejército regular y sus milicias afines lanzaron una poderosa ofensiva contra el sureste y el este de las líneas enemigas. De este modo, el acuerdo de alto el fuego pactado la semana pasada por Rusia y Turquía —principales valedores del régimen y de los rebeldes, respectivamente— se convirtió en papel mojado, como lo han sido todas las treguas acordadas por ambos países desde 2018, que apenas se han mantenido durante algunas semanas.