Antes de decantarse por la sobriedad del negro y blanco de su uniforme, Karl Lagerfeld habitó un sueño de color. Su apartamento de Mónaco era una suerte de escenario de cómic completamente decorado por las creaciones y prototipos del grupo de diseño posmoderno italiano Memphis. “Lo que me seduce de los objetos de Memphis, es su humor”, dijo el couturier cuando vendió toda su colección en una subasta en Sotheby’s en 1991. Ese ánimo contagioso conquistó al mundo desde que este grupo de diseñadores, arquitectos y artistas celebraron su primera exposición en septiembre de 1981 en Milán y pusieron patas arriba la solemnidad vanguardista dominante en la época.