Kobe Bryant fue mucho más que una estrella del baloncesto. Abordó e impulsó este deporte desde todos los ángulos y con una visión muy global. Se preocupó del baloncesto de formación, del femenino y prescindió de cualquier cliché respecto a la procedencia de los jugadores. Los siete años que acompañó a su padre Joe cuando jugó en Italia influyeron en esa visión amplia, sin prejuicios. Nació en Filadelfia, pero Milán fue una de las ciudades a las que se sintió ligado para siempre. Regresó a Estados Unidos en 1991 y se afincó en Los Ángeles desde 1996. Barcelona fue otra de las ciudades que influyeron de forma decisiva en su carrera y en su vida.