A finales de noviembre, Juan Bautista de Pedro, un jubilado de 69 años, se convirtió de repente en médico especialista y en un afectado más del sistema sanitario madrileño. Lo llamaron por teléfono desde el Hospital Gregorio Marañón para decirle que no podía estar en lista de espera quirúrgica para dos operaciones a la vez y que tenía que elegir entre lo que tenía pendiente. “¿La hernia o las cataratas? Elige, me dijeron. A mí, que eligiese yo, como si fuera médico para saber qué es más urgente”, cuenta de Pedro. “Después terminaron de arreglarlo. Les pregunté qué pasaba con la otra intervención y me dijeron que tenía que volver a empezar de nuevo, que volvía a la cola”.