Entre la política ultraproteccionista de Trump, el hermetismo chino, la amenaza silenciosa del ISIS, la confirmación del Brexit y el resurgir de algunos populismos extremos en el Viejo Continente, España tiene la oportunidad y la obligación de implicarse de facto y más que nunca en tirar del carro europeo. Ahora que vienen curvas, no podemos dar volantazos ni marcha atrás. Es tiempo de mantener el rumbo, aunque no se atisbe un horizonte claro. Ese futuro siempre será mejor con Europa que sin ella.