A veces pienso en lo que se ha convertido el concepto de triunfo en la sociedad actual. Ahora triunfa quien posee muchos bienes materiales. Pocas veces miramos a una persona normal, trabajadora, que tiene un trabajo y un sueldo normales, y pensamos que ha llegado lejos en la vida. Y quizá esa persona tenga el mayor de los triunfos. Quizá forme parte de una bonita familia, tenga un buen grupo de amigos y buenos ratos y anécdotas que contar. Yo creo que cuando estemos llegando al final del camino, pocos se acordarán de aquella camiseta o de aquella ropa cara; o de aquel teléfono de última generación. Igual si nos paráramos a valorar lo verdaderamente importante, alcanzaríamos el verdadero triunfo. Esa debería ser la idea de triunfo.