Hay tantas fobias como personas y los niños no escapan a ellas. Las hay a situaciones, como los lugares cerrados, a animales como los insectos, a la oscuridad, los payasos o los monstruos. Pero todas ellas tienen en común el tratarse de un miedo irracional e intenso que conduce a evitarlo a toda costa. “Las fobias en los niños son menos frecuentes y se mantienen menos tiempo que en los adultos. No obstante, hay que resaltar que la mayor parte de las fobias presentes en la edad adulta se inician en la etapa infantil. Se estima que entre un 3 y un 15% de los niños tienen alguna fobia. Las más habituales son las relacionadas con los animales, sobre todo los perros, seguidas de las ambientales, como las tormentas y las situacionales, como la agorafobia o pánico a los espacios abiertos”, explica Iván Carabaño, miembro de la Asociación de Pediatría del Hospital 12 de octubre de Madrid.