Tras su difusión en las redes, un vídeo de la directora de Salud de Santa Clara, California, lamiéndose el dedo para mejor pasar las páginas de su discurso, y en el que conminaba a no tocarse nariz ni boca a fin de no propagar el coronavirus, puede convertirse en icono de la improvisación y desorden reinantes en la lucha contra la potencial pandemia. Espero y deseo que los esfuerzos de las autoridades de medio mundo y el comportamiento cívico de las poblaciones consigan evitarla. Mientras lo hacen, pueden ya registrarse algunos efectos colaterales, perversos los más, aunque también otros potencialmente beneficiosos, pues ya se sabe que las crisis provocan siempre oportunidades.