Estamos ante la generación de la protesta. Si algo no les gusta, lo cambian; si algo es injusto, lo solucionan; si algo es desigual, lo igualan. ¿Cómo? Creando hashtags, páginas para recolectar firmas, dando likes y, si están verdaderamente comprometidos con la causa, incluso un retuit. Son expertos en solucionar problemas sociales desde la comodidad de su sofá. Están volcados con cualquier historia que les otorgue la satisfacción personal de haber ayudado en una buena causa. Necesitamos a más jóvenes que realmente luchen por las injusticias, y a menos que solo sepan mandar mensajes de apoyo desde Twitter.