No lo pueden remediar. De vez en cuando, los pequeños de la casa miran por la ventana. Con suerte, si su casa da a la calle, observan el universo que hasta hace poco les pertenecía: el camino del cole, el parque donde jugaban… Ahora su mundo está dentro de su casa y en las pantallas que observan con atención, pero también en los folios sobre los que dibujan. En ellos representan lo que piensan y lo que sienten. “El folio en blanco es el mundo del niño”, explica Ana del Campo, psicóloga del gabinete pedagógico D-Letras, en Madrid.