Estamos en guerra, eso dijo Macron en su emotivo discurso hace unas semanas. El enemigo es invisible, incluso parecía inofensivo. Nos decían que no representaba una amenaza y, sin embargo, nos ha sorprendido con su crueldad. Hemos perdido las primeras batallas, donde hemos sufrido bajas importantes. Pero ha llegado el momento de hacerle frente. Con todos los medios, sin excusas. La guerra requiere de un gran general. Un estratega que se adelante al enemigo. También hace falta un ejército. Soldados no solo valientes, sino también armados para combatir al enemigo. Hacen falta aliados, porque las guerras no se ganan en solitario. Y hace falta moral, esa que cada día nos empuja a salir al balcón a aplaudir orgullosos a nuestro ejército.