El género negro siempre ha estado reñido con esta profesión. Rastreros, metomentodo, con una ética cuando menos discutible, peleados con el policía o el detective cuya investigación torpedean con sus exclusivas, los periodistas no gozan de mucho prestigio en el género negro. Pero, antes de que se me echen encima con ejemplos de lo contrario, yo les traigo tres. No son tres santos, su ética no está hecha a prueba de balas, pero son personajes inmensos y todos se complican la vida y la muerte en pos de la verdad. No está tan mal, ¿no? Pasen y lean.