La transformación que ha protagonizado la televisión en estos últimos años ha sido radical. Hace tiempo que se desprendió de la etiqueta de caja tonta y ahora es inteligente, de ahí que muchas de estas pantallas hayan recibido el sobrenombre de Smart TV: permiten navegar por Internet y acceder a ciertos servicios y aplicaciones que dependen de los acuerdos a los que lleguen los fabricantes con los proveedores de contenidos.