Estar unos al lado de los otros es una necesidad irrenunciable, vital. Así lo confirma un reciente estudio publicado por un grupo de neurocientíficas del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés). En él demuestran que al estar aislados en nuestro cerebro se activan los mismos mecanismos que cuando tenemos hambre. La investigación se realizó en dos días. En el primero, cuarenta personas fueron aisladas sin tener relaciones ni físicas ni virtuales y, a continuación, se les mostraron imágenes de actividades sociales. En el segundo, ese mismo grupo pasó por un ayuno para que, al terminarlo, vieran imágenes de comida. El resultado: su actividad cerebral respondió en ambos casos de igual manera.