Qué mayor tortura escolar que escribir diez, cien veces la misma frase. Sin embargo, hay a quien le gusta, no ya cien sino miles de veces escribir su propio nombre o, al menos, el artístico, Geco, un personaje misterioso que se dedica a adornar o ensuciar las paredes y las señales de tráfico de ciudades de medio mundo, preferentemente de Roma y Lisboa.