Cualquier historia de ascenso a la fama fascina al espectador, pero entre todas ellas reinan las que comienzan en lo más bajo. Los protagonistas de estas crónicas tienen en común los premios, las grandes críticas, el reconocimiento de millones de admiradores y una vida acomodada, pero también otra cosa que los une más que nada de lo anterior: una infancia durísima y humilde que los ha convertido en las pocas personas que han estado en todos los estratos sociales posibles del mundo occidental.