En Dacca, Bangladés, el 5 de abril de 2020 será recordado como el día en que estallaron el caos y la desesperación. El momento en que las consecuencias sociales y económicas de la pandemia de covid-19 se hicieron evidentes, con toda su claridad y violencia. Ese día, miles de trabajadores del sector textil llegaron a la capital, muchos de ellos a pie desde las zonas rurales, para cobrar el sueldo de marzo y volver al trabajo 10 días después del cierre de las fábricas impuesto por el Gobierno para contener el contagio. Sin embargo, el bloqueo se había prorrogado, y “a la mayoría de los trabajadores se les dijo que estaban despedidos o que la fábrica abriría cuando fuera posible”, cuenta Khadiza Akter, vicepresidente del sindicato Somramito Garments Sramik. Las imágenes de los trabajadores que volvían a casa aterrados, una marea humana que invadió el muelle de Mawa asaltando los transbordadores, dieron la vuelta al mundo.