Perro viejo, periodista de raza y autor de culto, David Simon (Baltimore, 1960) es un tipo al que no le van las charletas de ascensor, ni lo que los anglosajones llaman small talk y nosotros chorradas. Después de ganarse a los seriófilos de todo el mundo con la impresionante The wire y entrar de lleno en ese grupo de popes de la cadena HBO que llevaron la antorcha de la revolución catódica con series que lo cambiaron todo casi sin querer, ha seguido metiendo el dedo en la llaga de un país que vive tiempos confusos, en perpetua tempestad desde que Donald Trump ganará las elecciones en 2016. “Es imposible, siempre he sido así y todos mis shows son testimonio de ello”, dice Simon desde Nueva York, rotundo, cuando se le pregunta por si hubo alguna tentación de alejar su nuevo proyecto, La conjura contra América, del –obvio– foco que lo empuja hacia el presente, y a una fuerte militancia política.