Horacio Oliveira andaba siempre de búsqueda constante por las calles de París, aunque Ossip Gregorovius le asegurase: “Uno tiene la sensación de que ya llevás en el bolsillo lo que andás buscando”. Como cualquier buen lector entiende, París bien podría ser el mundo entero y Horacio Oliveira, un tipo sabe-lo-todo que “usaba las haches como otros la penicilina”, bien podría ser algo más que el personaje de una novela para convertirse en el motor de búsqueda de un libro infinito.