Aspirar la alfombra no es suficiente para evitar que los restos de comida, pisadas o pelos de mascota formen en ella su propia comunidad. No es algo para tomarse a la ligera, ya que aquellas que no disfrutan de una limpieza regular pueden convertirse en refugio para los ácaros del polvo, lo que puede ocasionar problemas cutáneos y respiratorios causados por la materia fecal de los citados arácnidos.