Si el exceso de acumulación de grasa debe considerarse una enfermedad, y no solo un desencadenante de muchas otras, es un debate sanitario que no está cerrado. De lo que no hay duda es de que fomenta una mala evolución de numerosas patologías, y la covid-19 está entre ellas: varios centros hospitalarios están poniendo el foco en la obesidad como posible factor de riesgo que hay que sumar a otros más conocidos, como la edad. Sus efectos han llamado la atención especialmente en los casos de obesidad mórbida y de pacientes menores de 65 años.