No valoramos lo suficiente la importancia de la peluqueríahasta que echa el cierre y nos dejan al albur de las raíces, las canas y tintes de hace semanas, más pajizos y tristones con cada lavado. ¿Y qué hacemos? No hay otra que apañarse con lo que haya en el supermercado, la parafarmacia o en comercios electrónicos. Entonces empiezan Los Juegos del Tinte: un galimatías de números, matices y alternativas herbales, con aceites o con amoniaco donde, como en la serie de televisión, una mala decisión acaba en catástrofe (estética).