Las personas que conocen el éxito profesional tienen tres cosas en común: motivación, talento y capacidad para identificar las oportunidades. No obstante, existe un cuarto ingrediente al que no prestamos la suficiente atención: la generosidad en las relaciones con los demás. Así lo sugiere Adam Grant, profesor de Wharton (EE UU), en su libro Dar y recibir. En el mundo laboral podemos ser receptores, donantes o equilibradores. Depende de los intereses que antepongamos, si los propios o los de los demás. Los receptores inclinan la reciprocidad a su favor. No significa que sean despiadados, sino que se protegen en cualquier interrelación. Los donantes se encuentran en el lado opuesto, ya que prefieren dar antes que recibir. Son los considerados generosos por defecto y suelen ser más escasos en el entorno profesional. Por último, encontramos a los equilibradores, aquellos que se esfuerzan en equilibrar la balanza.