Caos, especulación, contrabando, son algunas de las perlas que califican en las últimas semanas al mercado del material sanitario. Una especie de subasta global en la que pujan 185 países de todo el mundo, para acceder a una producción limitada. El sálvese quien pueda, la ley del más fuerte (y el más rico), el todo vale, las zancadillas y los abusos han sustituido a cualquier otra pauta en ese escaparate salvaje y descarnado de la ley del mercado. Y a ese mismo escenario se acercan países con recursos exiguos pero necesidades similares. Ante la escasez, las comunidades makers (artesanos de la tecnología) africanas no han tardado en movilizarse para mitigar el golpe de la falta de materiales sanitarios de protección.