Esta carta es para ti, Alejandro, joven canario de quien acabo de recibir un e-mail. Muchas gracias. No sabes lo que valoro tu decisión de escribirme. Me encanta recibir cartas de lectores de mi libro. Me emociona verte como en un vídeo. Has acabado el libro, lo cierras, miras de nuevo la portada y, antes de dejarlo donde lo vayas a guardar, de pronto, tomas la decisión de teclearme tus pensamientos.