Los seis componentes de Vetusta Morla tocan en directo. No han traído las pantallas gigantes de los grandes recintos. La escenografía es sencilla, unas cortinas a base de tiras de plástico para delimitar espacios y luces que dan color a las canciones. Y el público, un público fiel tras más de 20 años de carrera, escucha atentamente, paladeando los temas, sentados en unas butacas. Podría parecer un formato de concierto para tiempos inciertos de pandemia justo después de un largo confinamiento, pero el último bolo de la banda originaria de Tres Cantos, que ya apostó por este modelo antes de desatarse el miedo al coronavirus, se celebró a principios de marzo. Precisamente, el grupo tuvo que interrumpir por culpa de la covid-19 su gira en recintos con butacas, titulada Canciones dentro de canciones, tras unos pocos recitales en A Coruña y en Barcelona.