Apenas había terminado la resaca de Dolor y gloria cuando Antonio Banderas se vio confinado, como un español más, en su casa de Málaga. El actor jamás hubiera pensado que el regreso a su tierra fuera a desarrollarse como se ha desarrollado, pero el mismo día que la ciudad entraba en Fase 1 fuimos a visitarlo al Teatro Soho Caixabank, la piedra angular de su proyecto soñado, con el que pretende devolver a su ciudad todo lo que esta le ha dado. “Somos un teatro sin ánimo de lucro. Todo se reinvierte. Mi trabajo lo ofrezco gratis, bueno, no gratis porque no me lo permite el Gobierno, pero me pongo un sueldo bajo, y una vez he pagado los impuestos, lo que me queda lo meto en el teatro”, explica en una entrevista en exclusiva. Imposible no tratar con él asuntos recurrentes durante la pandemia, como la división entre profesiones esenciales y no esenciales. “Me da un poco de pena esa idea que flotaba sobre qué es esencial y qué no”, reconoce Banderas. “Quiénes somos prescindibles y quiénes no lo son. El mundo del arte se ha llevado alguna bofetada, algún: ‘Vosotros no sois esenciales’. Pero yo no hablo ahora como actor. Hablo como espectador y como consumidor. La cultura es esencial, no entiendo mi vida sin música”.