En la ciudad de Adén, en el sur de Yemen, Médicos Sin Fronteras (MSF) ha sido testigo de muchos acontecimientos: mantuvimos abierto nuestro hospital durante los días más duros de los combates en 2015, y estamos acostumbrados a recibir cientos de heridos en solo unas pocas horas, como hicimos en el pasado agosto. Sin embargo, hay algo particularmente triste en el brote de coronavirus en la ciudad: la catástrofe que todos temíamos que llegara ya está aquí.