Somos medianamente conscientes de lo que supone vivir con una discapacidad que condicione tu vida desde que te levantas hasta que te acuestas. Pero no siempre caemos en todas sus necesidades. Sabemos que es muy difícil sortear obstáculos en las ciudades; entendemos que los edificios sean accesibles, pero pocas veces nos planteamos que esas personas, como todas, desean y son deseados. A estas personas no les sucede su diversidad de vez en cuando. No es una dolencia que ocurra a veces. Es el día a día con todas sus consecuencias. Las personas con diversidad funcional, como bien se muestra en el documental Yes, We Fuck, buscan la manera de satisfacer sus propios deseos y los de las personas que aman.